Acabamos de comenzar un nuevo año y durante unos minutos, unas horas, e incluso unos días; los que más y los que menos hemos hecho balance del año anterior y nos hemos llenado de buenos propósitos. Algunos de vosotros, estoy seguro de ello, os habéis propuesto hacer más ejercicio y comenzar una dieta sana, o tal vez dejar de fumar; apuesto a que otros ya os habéis metido de lleno en algún nuevo proyecto: retomar los estudios, realizar algún curso, emprender un negocio (para estos últimos os deseo de todo corazón toda la suerte del mundo). El caso es que yo no iba a ser menos, y uno de mis propósitos para el nuevo año es seguir manteniéndoos informados de todo lo que acontece en el Parque Natural Sierra de Andújar, y tras meditar cual sería mi primera incursión en este maravilloso mundo del blogerismo para el año 2012, me decidí por comenzar dando mi particular homenaje a un emblemático animal, que por desgracia se ha convertido en bandera y estandarte de la lucha contra la extinción: EL LINCE IBÉRICO.

La vida del Lince Ibérico no es fácil, ni siquiera en un entorno como nuestro Parque Natural en el que cuentan con protección y cuidados. Al contrario, todo cuanto rodea a este maravilloso felino es factible de convertirse en un agente peligroso. Incluso nosotros mismos y sin darnos cuenta provocamos situaciones tremendamente peligrosas con nuestra inmensurable capacidad de “estorbar” hasta cuando no lo pretendemos y si me apuráis, hasta cuando nos escudamos en calificaciones como ecologistas o amantes de la naturaleza. Y es que amigos míos no podemos negar nuestra naturaleza humana, aquella naturaleza que nos impide participar de algo sin interferir en el entorno que lo rodea, y por tanto sin medir las consecuencias de nuestros actos. Lo de “se mira, pero no se toca” no está hecho para nosotros, y por desgracia eso provoca a nivel de conservación no pocos problemas de carácter ecológico.
Por todo esto me gustaría dejar a un lado por un momento, y sin que sirva de precedente, mi propia visión de las cosas, para intentar ver la vida con otros ojos. Introducirme en el día a día del gato clavo e intentar ponerme en su lugar para comprender la singular vida de este felino y enfrentarme a las numerosas vicisitudes de este precioso animal, que afortunadamente vive ajeno al verdadero peligro que se cierne sobre él. Por un momento voy a ver la vida “CON OJOS DE LINCE”.
Amanece en Sierra Morena, las campanas del Santuario de la Virgen de la Cabeza despiertan a los habitantes del Parque Natural Sierra de Andújar, poco a poco todo cuanto me rodea va tomando forma y color. Escucho el trinar de los pájaros y me pregunto a quien dedicarán la bella canción de esta mañana. Es una canción alegre, simpática, siempre agradable de escuchar y aunque no me importaría seguir allí sin hacer nada durante un buen rato mi estomago me recuerda que debo seguir buscando algo que echarme a la boca. La noche no ha sido demasiado fructífera, bueno no os engañaré ha sido horrible, y mis tripas rugen a causa del hambre, así que no hay más remedio: a buscar comida.

Tengo el cuerpo entumecido. A pesar de que en mi hogar gozo de buenas temperaturas durante casi todo el año, las noches invernales son frías y húmedas y los huesos se van calando hasta que casi no los sientes. Debí buscar un refugio mas seguro y abrigado pero el cansancio me pudo y decidí hacer un alto en el camino. Tengo que estirar bien todos mis músculos, y comenzar a andar así que ¡allá voy!. Bueno, no esta tan mal hace un poco de frío pero el sol luce en el cielo azul y poco a poco voy entrando en calor. Y mientras ando mi cuerpo ávido de caza da rienda suelta a mi desbordada imaginación, ya me parece estar saboreando un tierno y suculento conejo de sierra, están deliciosos y son la base de mi dieta. Recuerdo cuando los conejos corrían por doquier, ahora ya no son tan numerosos, las enfermedades los han diezmado, si algún día me faltaran…¡uf! no sé que sería de mí. Las perdices tampoco están mal pero las aves en general representan mucho esfuerzo para un bocado tan pequeño, sin embargo los conejos… ¡ummmm, riquísimos!.

A medida que voy caminando paso por lugares donde antaño vivían más de los míos, pero ahora ya no vive nadie allí. Me pregunto que habrá sucedido, ¿por qué ahora ya no están todas aquellas familias que antes poblaban esta zona?. Tal vez se hayan ido a un lugar mejor, aunque sinceramente dudo que haya un hogar mejor para un Lince que éste, pero bueno para gustos…. Aunque tal vez, y aunque no me gusta pensar en ello, la razón de que ya no estén sea otra bastante más cruel y aterradora.
Bueno tengo que alejar estos terribles pensamientos de mi cabeza, aun tengo bastantes vecinos por aquí y algunas vecinas de ¡olé!, tal vez luego me pase a ver a alguna, pero lo primero siempre es lo primero ¡a comer!, no puedo permitir que me vean débil, uno ya tiene sus años y hay que cuidarse para estar a la altura.
¡Por fin lo veo, es un conejo! Por favor, por favor no se te ocurra moverte de hay que ya eres mío. Por suerte me encuentro en una zona de encinar donde tengo suficientes matorrales como para esconderme. Ahora todas las plantas que me rodean parecen aletargadas y asustadas por el frío, cosas del invierno, pero pronto el aroma de las jaras y los romeros impregnarán el aire de un fabuloso perfume y las flores de colores volverán a inundarlo todo. Por ahora me basta con que me camuflen el tiempo suficiente como para poder llegar hasta mi presa. Ya casi estoy al lado, ya puedo oler el embriagador aroma de un desayuno delicioso pero….

¡Maldita sea!, otra presa perdida, ¡esos malditos coches otra vez y a esa velocidad!, son verdaderas armas de matar, sin contar con que son un incordio a la hora de cazar. Siempre producen ese ruido infernal y normalmente van llenos de humanos de todas las edades, formas y colores. A mí personalmente, no me molesta verles cuando pasan el día en el campo para comer y jugar con sus cachorros, pero los ruidos que producen son estruendos que dañan mis pobres orejas sin contar con que cada vez que los oigo el corazón se me acelera hasta casi salírseme de la boca. Ya se sabe, el instinto que no descansa. ¡Y sus perros! ¿Por qué se empeñarán en traerlos al campo, es incomprensible, los animales domésticos y la fauna salvaje no nos llevamos bien, todo el mundo lo sabe. En fin, ojalá algún día dejen de ser tan molestos. Por ahora acaban de fastidiarme mi primera comida en… bueno no lo recuerdo pero por el sonido de mis tripas diría que en bastante tiempo.
Bueno a seguir intentándolo que los linces tendremos muchos defectos pero no nos rendimos a las primeras de cambio así que a seguir buscando. Subiré un poco a ver si tengo más suerte por los pinares.


La zona donde me dirijo es estupenda pero el camino hasta allí no me gusta demasiado. La zona en cuestión es rica y abundante en caza y allí me siento protegido, pero el itinerario hasta allí es muy comprometido. Tengo que pasar por una zona muy abierta donde estoy muy expuesto y además los humanos no dejan de estar por allí asustándome con esos aparatos delante de sus caras. Los tienen de todos los tamaños, algunos son tan grandes que los humanos buscan patas postizas para poder sujetarlos, algunos de mis compañeros dicen que esos humanos son inofensivos pero esos terribles aparatos que llevan consigo me recuerdan a otros que también llevan, que también se ponen delante de la cara, y que cuando los accionan siempre acaba muriendo alguien. ¿Cómo saber que humanos son los buenos y los malos? mi instinto me dice que para no arriesgarse cuanto mas lejos de todos mejor.


Salgo a correr sin mirar atrás, corro todo lo que puedo pero ellos ya me han visto y levantan sus instrumentos. Me están apuntando, soy consciente de que esta puede ser mi última carrera, ¡me hubiera gustado hacer tantas cosas!, van a disparar pero sigo corriendo, y allá voy….

Con mi último aliento termino de cruzar el puente. ¡lo he conseguido!, ¡estoy vivo!, pero… . Miro hacia atrás, los humanos siguen allí y parecen felices, se abrazan y se felicitan entre ellos. ¿me habré perdido algo?, bueno allá ellos y sus historias yo a lo mío, bueno a lo mío en cuanto el corazón me vuelva a su sitio, permitidme que me tome un pequeño descanso.
Vuelvo a ponerme en marcha, esta zona es preciosa, siempre me ha gustado y deambulando por aquí, no se porque, siempre me he encontrado muy seguro. Aquí siempre suele haber humanos, al menos se parecen a ellos pero algunas veces dudo que lo sean. Van montados en coches, coches blancos, pero coches al fin y al cabo, como el resto de humanos, pero en ellos puedo ver una foto de un lince, un lince igual que yo. Al contrario del resto de humanos, suelen quedarse bastante lejos y quietos y también llevan aparatos pero estos son distintos, mas pequeños, ocupan los dos ojos y sobre todo, no disparan ¡bien!. La primera vez que les vi estaban soltando conejos y haciendo casas para ellos, pensé que tal vez querían cuidar de mis roedores favoritos, no lo sé, pero me pareció una idea excelente, cuanto más conejos mejor para mí. Les vi tocar a algunos de los míos y pensé que querían hacernos daño. Sin embargo no parecía que a los linces de la zona les molestase demasiado, algunos me contaron que se encontraban mal y que después de estar con ellos curiosamente mejoraban. ¡tal vez eran algún tipo de chamanes! Yo mismo tuve la oportunidad de comprobar su magia el año pasado cuando sin darme cuenta metí la pata, nunca mejor dicho, en uno de esos horribles lazos. Creía que moriría allí de sed, frio y hambre, atrapado en aquella trampa infernal; entonces les vi, después note un pequeño pinchazo y tras él solo quedo la oscuridad.
Cuando volví a abrir los ojos me encontraba mucho mejor, ya no estaba atrapado, mi pata estaba curada, aún me dolía pero estaba mucho mejor. Me habían colocado algo en el cuello, un collar, al principio me molestaba un poco pero ahora ya casi ni me acuerdo de él. Aquellos humanos seguían allí, como casi siempre a distancia y mirando por sus binoculares pero ya no me daban tanto miedo. Desde entonces confío más en ellos pero siempre, y como buen felino, con cuidado y precaución, ¡mejor prevenir!.

A ver, con cuidado, me voy acercando, esta vez tiene que ser, ¡por favor!. Pongo todo mi empeño, mi supervivencia depende de que pueda comer, hago un último esfuerzo y……

¡Por fin!, ¡lo conseguí!, ¡que rico!, ahora es cuando todo el esfuerzo del día ha merecido la pena, no pienso dejar ni un solo bocado, lo siento conejito, ¿quién te manda estar tan rico?.
Bueno lo logré, por fin he saciado mi hambre y mi sed y creo que me merezco un descansito al sol para reponer fuerzas. Rrrrrr, esto es vida. Miro el cielo y puedo ver a los grandes alados del Parque Natural, una bandada de buitres leonados entre los que se han colado algunos negros me están sobrevolando, tal vez buscan algo de comer como yo lo hacía hace un rato, pues nada queridos amigos ojalá tengáis suerte que el hambre es mala consejera, ¡que me lo digan a mí!.

¡Lo sabía!, miradla es una lincesa, y además es preciosa. Nunca la había visto por aquí tal vez ha venido como yo a buscar algo de comer. Creo que me está mirando y en ese caso yo solo puedo hacer una cosa, caminar hacia ella ronroneando como feliz como “gato panza arriba”. Nos acercamos y nos miramos, tengo muchas ganas de abrazarla y darle mordisquitos en el cuello. ¿Puedo confiaros un secreto? una de mis ilusiones es convertirme en padre, tal vez de dos preciosos cachorritos que correteen por la sierra, por la misma sierra en las que yo me he criado. Quizás haya llegado ese momento, ¿porque no?, ¿y sabéis que?, no me importaría nada que la madre de mis pequeños fuese esa preciosidad que tengo ya tan cerca.
No sé que pasara, pero creedme si os digo que voy a intentarlo con todas mis fuerzas. Merece la pena luchar por lo verdaderamente importante y el milagro de la vida, sin lugar a dudas, lo es.
Pero eso, amigos, es algo que debo de hacer solo y en la mayor tranquilidad posible, así que hasta aquí hemos llegado. Si todo va bien, nos veremos la próxima primavera. Si los coches, los lazos, las monterías, los curiosos, y los conejos así lo permiten. Hasta pronto amigos. ¡Ah! Y “FELÍZ AÑO NUEVO”.
Hola Carlos, esta entrada me ha encantado, te ha quedado preciosa y aunque tienes razón al decir que a veces somos un incordio para la naturaleza, yo espero poder ver al lince este, año aunque sea de lejos.
ResponderEliminarFELIZ AÑO NUEVO!!!
Un abrazo.
Te has superado amigo Carlos, me has metido de lleno en ese hermoso animal, he sido capaz leyendote de ver con sus ojos cada paso que daba. Por un momento me han dado ganas de decirle al conejito que estuviera quieto para que pudiera comer, que facil parece su subsistencia y que dificil con las zancadillas que entre unos y otros le vamos haciendo. Gracias por compartir tan geniales palabras. Yo al igual que dice Toni espero verlo de nuevo y en esta ocasión ser capaz de llevarmelo en mi cámara para compartirlo en mi blog. Un bicho más de esa Sierra (Lola)
ResponderEliminarCarlos, a mi también me ha encantado. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarToñi, Lola, Lincesa, GRACIAS.
ResponderEliminarCon esta historia que no se retira casi nada de la realidad, lo único que he intentado de una manera lo más diplomática posible es poner mi grito en la red, porque empezamos a tomar medidas serias contra las nuevas tendencias, o más pronto que tarde, nos lamentaremos...
Un Saludo y gracias de nuevo.
Enhorabuena Carlos por la calidad de tus artículos y por tu labor divulgadora desde este blog, igualmente maravillosas las fotografías.
ResponderEliminarFeliz año 2012 desde Marmolejo!!
Muchas gracias a vosotros por seguirme, al fin y al cabo todos los que me seguis sois parte de este blog, sin seguidores este blog no tendría sentido.
EliminarUn Saludo
Muy buenas Carlos!! me llamo Ricky,soy de Marmolejo y estudio el módulo superior de org. y gestión de los recursos naturales y paisajísticos, estaba interesado en conocer información acerca del aprovechamiento del ládano de la jara pringosa en la Sierra de Andújar en el pasado y actualmente, pues me hace falta para un trabajo en la asignatura de aprovechamientos forestales. Agradecería que me aportaras algo de información, muchas gracias de antemano enhorabuena por el blog, un abrazo!!
ResponderEliminarHola Ricky, no tengo constancia de que hubiera tradición en la Sierra de Andújar del aprovechamiento del ládano de una manera habitual para aceites y demás ungüentos.
EliminarUn Saludo y gracias por tu seguimiento en el blog
Hola Carlos,
ResponderEliminarSomos la familia Francesa. Hemos hecho una visita contigo el 17 de febrero.
Fue impressionante!
Gracias
Yves, Daniele y Julien
Gracias a vosotros, espero que algún día repitais, Un Saludo
EliminarMuy buenas Carlos, soy Ricky de nuevo. Estudio en el centro de capacitación forestal Vadillo-Castril en la Sierra de Cazorla, mi profesor me comentó que si tenía constancia de la extracción del ládano en el pasado en Sierra de Andújar, he llamado a la oficina de información del parque, pero allí tampoco han podido informarme. En esta ocasión quería preguntarte si podías informarme sobre alguien que pueda tener información acerca del tema, y pueda aportarme algo, si me facilitaras su dirección de correo o un teléfono te lo agradecería, muchas gracias de antemano!!
ResponderEliminarComo siempre, Carlos, "con ojos de lince" derrocha pedagogía, conocimiento y amor por la Naturaleza.¡Enhorabuena de nuevo!. Espero verte pronto, pues quiero retomar ahora en primavera los senderos de esta maravillosa Sierra de Andújar.
ResponderEliminarComo Siempre, Gracias F. José por el seguimiento en este blog y el reconocimiento a la labor divulgativa que día a día intentamos hacer.
EliminarYa sabes, yo como siempre animando a que conozcais esta joya de la naturaleza, no vemos.
Gracias!